Cada mujer que tuve o me tuvo
cayó como una lágrima
por el tobogán de mis mejillas.
Las vi irse,
cerrar los labios de un portazo,
jugarme a piedra, papel y yo,
esconder la mano.
Pero cada lágrima me enseño
a toc-toc-ar otras puertas,
a correr con tijeras doble filo,
a tirar la primera piedra.
Por suerte
siempre habrá algo que no sepa
siempre algo nuevo bajo
el sol
1 comentario:
para sacarse el sombrero. o el casco, de caballero a caballero ;)
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