14 de abril de 2010

Código y mensaje

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Tanto se ha hablado de la palabra que siento que verter una opinión al respecto sería casi una ilegalidad, cuanto menos un insulto a ciertas figuras que no es menester mencionar.

- Ya todo se ha dicho sobre la palabra -digo, o más bien, dicen, o mejor aun, han dicho.

Ya que mi decir, lo que propiamente se dice decir, forma parte de otros, de miles de decires. El mundo (la historia) es una constante conversación, un incesante hablar de sonidos.

- Todo dice -digo, o más bien, va diciendo, o mejor aun, siempre dirá.

Por suerte aun nos queda, para nosotros, el decir de palabra; todo se ha dicho sobre la palabra es cierto, pero lo que se puede decir con ella (con ellas) no tiene fin: lo único infinito que tenemos, tan preciado es que perecerá al mismo tiempo que nosotros.

- Todos decimos -digo, o más bien, decimos, o mejor aun, escuchamos.

Apunte callejero (Oliverio Girondo)

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En la terraza de un café hay una familia gris. Pasan unos senos bizcos buscando una sonrisa sobre las mesas. El ruido de los automóviles destiñe las hojas de los árboles. En un quino piso, alguien se crucifica al abrir de par en par una ventana.

Pienso en donde guardaré los quioscos, los faroles, los transeúntes, que se me entran por las pupilas. Me siento tan llenos que tengo miedo de estallar... Necesitaría dejar algún lastre sobre la vereda...

 
Al llegar a una esquina, mi sombra se separa de mí, y de pronto, se arroja entre las ruedas de un tranvía.

6 de abril de 2010

Encargo (Julio Cortazar)

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No me des tregua, no me perdones nunca.
Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel sea tú que vuelves.
¡No me dejes dormir, no me des paz!
Entonces ganaré mi reino, naceré lentamente.
No me pierdas como una música fácil, no seas caricia ni guante;
tállame como un sílex, desespérame.
Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo. Dálos.
Ven a mí con tu cólera seca de fósforos y escamas.
Grita. Vomítame arena en la boca, rómpeme las fauces.
No me importa ignorarte en pleno día,
saber que juegas cara al sol y al hombre.
Compártelo.
Yo te pido la cruel ceremonia del tajo,
lo que nadie te pide: las espinas
hasta el hueso. Arráncame esta cara infame,
oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre.

Manifiesto esnobista

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-Hablando de callarme -cree decir-: voy a gritar -pero no dice nada-.