22 de mayo de 2009

Síndrome del alumno aplicado

Nos enseñaron a desconfiar, a que todo esta bien mientras el otro no moleste. Nos enseñaron a que ese otro puede ser un enemigo, un contrincante o puede hacernos daño, mas nunca un compañero, siquiera un “prójimo”. Nos enseñaron a quedarnos con nuestras ideas y repudiar a cualquiera que las cuestione, mientras tallamos un abismo que nos sesga aun más.

Nos enseñaron que en las metrópolis los relojes avanzan cada vez mas rápido que saludar o hablar con un desconocido es una perdida de tiempo. Nos enseñaron a ser cadáveres vagando uno al lado del otro, y si una mirada osa cruzarse con otra, el fino hilo que las sostiene se quiebra antes de pronunciar una palabra, y las miradas levantan vuelo, escapan, como golondrinas, hacia horizontes inconexos.
Nos enseñaron que la pobreza es rutina y que no es un problema hasta que no se entrometa en nuestras vidas.

Nos enseñaron que la espada de Damocles pendula en cada esquina y que puede desplomarse en cualquier cabeza. Nos enseñaron que el cuarto poder en realidad es el primero.


Nos enseñaron que ponerle alarma al auto es la mejor forma de fomentar el robo de otros autos, y que la vida vale lo que nuestro seguro de vida dictamine.


Nos enseñaron a vivir velando por un dolar que sube y que baja sometido a intereses poco interesados en nosotros.



Nos hicimos adictos a una segunda lengua que debe ser aprehendida para ajenizarnos cada vez mas.

Nos enseñaron a usurpar lo publico como exclusivo patrimonio privado. Nos enseñaron a ningunear toda opinión y que las ideas solo son buenas si son de nuestra propiedad y nadie las cuestiona, y con ello, se ha perdido todo sentido del debate.

Nos regalaron la dignidad de trabajos indignos, y entendimos que la mejor forma de progresar era la competencia y el sometimiento. Nos enseñaron a comprar lo que producimos para ellos.


Nos enseñaron que para estar “conectados” lo mejor es desconectarse bajo el celo de una computadora. Nos enseñaron a cubrirnos en nuestras casas estratégicamente enrejadas.


Nos enseñaron que la democracia y la libertad reside en poder elegir el modelo de celular mas adecuado para excitar los sentidos.


Nos brindaron el fútbol, la moda, las guerras, las “pandemias” y los pandemóniums para evitar el aburrimiento y con ello, la posibilidad de elucubrar cualquier tipo de pensamiento útil.


Nos enseñaron que el ladrón es el que jala el gatillo y no el que por acción u omisión colabora para que el arma caiga en esa mano.



Nos enseñaron a perder de vista el bosque tras la hoja.


Aquí esta, el “Síndrome del alumno aplicado”, testimonio de que no solo animales como los perros y los gatos pueden ser domesticados por el hombre (o por algunos de ellos).

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